lunes, 3 de septiembre de 2007

Ejecutivo agresivo

Estamos arreglados. Si los paquistaníes empiezan así, van a acabar convenciéndonos de que los llaveros de plástico fluorescente con luz, los anillos de canicas y los floreros de plástico son imprescindibles para nuestra confortable vida moderna.

Cargado con un ramo de rosas entra en un bar y se dirige a una pareja que, tranquilamente, toma una cerveza.

- ¿Rosa?

La respuesta suele ser una negación, tanto del chico y la chica interpelados. Se trata de una respuesta automática aprehendida por repetición, como las de los turistas que hoy mismo pueden verse rodeados de una decena niños en Benarés.

El vendedor de rosas se ve atrapado en la eterna respuesta y decide transformarse en un aguerrido comercial. Le mira a él despiadadamente y le regala una rosa a ella. Le vuelve a mirar a él con aire de suficiencia. En ese momento le da otra rosa a la chica.

- Una se la regalo yo, la otra se la regalas tú.

¡Claro! Encerrona al canto: ¡despiadado, cruel, ladino, bellaco!

Al final, la chica acaba saliendo del local muerta de vergüenza ante tal escena y con dos rosas que no sabía si esconder o esconderse: una del sagaz comerciante y la otra del chico de los ojos bonitos.


2 comentarios:

. dijo...

Me ha recordado a algo que escribió Arturo Perez Reverte.

http://www.capitanalatriste.com/escritor.html?s=patentescorso/pc_03jun07

La Marmota dijo...

Es muy bueno, como no podía ser otro modo! No había leído este artículo de Pérez Reverte ya que, la verdad, lo tengo un poco olvidado.