lunes, 19 de noviembre de 2007

Ratoncito Pérez

Cuando era pequeña, tenía unos dientes duros como piedras. Si me enfadaba un día y no quería salir a la calle, mordía las puertas y no cesaba en mi empeño hasta que me había carcomido el marco. Rompía la cáscara de los frutos secos a golpe de mandíbula.

En el cambio de la dentición, ni me enteré: cayeron los que debían caer y salieron otros tantos en su lugar. Y tan tranquila. Tanto, que ni reclamaba la visita del Ratoncito Pérez.

Sin embrago, con el 20 N llega mi efeméride particular para el 2007. Hoy es el día en que me extraen mi primera muela. Y, ahora sí, exijo visita del Ratoncito Pérez:

«Estimado Sr. Ratón Pérez. Ya sé que tengo casi 30 años, que dispararé la media de resultados semestrales de su productividad. Pero le pido que tenga en cuenta que en mi vida le he pedido un regalillo, así que esta noche podré mi gran molar con sus tres raíces enromes bajo mi almohada, esperando su regalo. Se lo digo para que desvíe su ruta de la tienda de juguetes para conseguir el regalo que merezco. Como ve, no le profiero ninguna de esas amenazas tan típicas de mi persona pues “si no puedes morder, no muestran sus dientes”.

»Muy cordialmente,

»Una marmota dentistofóbica.»

No hay comentarios: