miércoles, 28 de abril de 2010

Overbooking

Fregaba la vajilla trazando arcos armónicos sobre la circunferencia de los platos y me imaginaba viajando a países exóticos, aún más allá de las antípodas. En esos momentos, por mi cabeza rondaban nombres a lo grande (tan exóticos como Dobo, Tykoi, Asuiaia o Mardivistuk), donde entrar en contacto con la vanguardia postmoderna o la naturaleza virgen.

Sin embargo, con la boca pequeña, preguntaba si nuestros pasitos minúsculos nos llevarían muy lejos. 

Cuando llegó el día de partir, hicimos las maletas tomando todas las precauciones imaginables. En mi caso, ésto significaba llevarse desde un traje de neopreno de 10 mm y un pareo, hasta un casco integral y varios rollos de teflón. 4 maletas rollizas nos esperaban en el rellano. 

Subimos al coche, cruzamos la calle y entramos en el recinto del camping de la acera de enfrente, que se extendía sobre tres hectáreas. 

Eso es amor patrio.