martes, 11 de mayo de 2010

El chef

Hace años, mi amigo Curtis, cocinó una tortilla con las patatas de una bolsa de chips. Quienes lo vivimos, comentamos con sorna su habilidades como cocinero. Él no era Ferran Adrià, en aquel entonces, el “mediático cocinero” era cocinero ya pero aún no mediático. Años más tarde, el recetario secreto del creador de El Bulli incluyó una receta parecida a la que improvisó mi amigo Curtis.


Con el fin de avanzarnos a los tiempos, ahí va una propuesta de menú para la década que viene, o la de más allá:

APERITIVO
Leche mixta de cabra con berberechos aliñados con salsa de Can Espinaler  esferificados

ENTRANTE
Sopa de Coca-cola con tropezones

SEGUNDO PLATO
San Jacobo de arengada (sardina en salazón) y dulce de leche con chips de cardo borriquero

POSTRE
Turrón de Chocolate Suchard con compota agridulce de atún claro del Schlecker



EPILOGO
Este fin de semana he quedado con un grupo de amigos, Curtis es uno de ellos… Ha prometido cocinar algo. Os informaré de las delicias que prepara.

miércoles, 28 de abril de 2010

Overbooking

Fregaba la vajilla trazando arcos armónicos sobre la circunferencia de los platos y me imaginaba viajando a países exóticos, aún más allá de las antípodas. En esos momentos, por mi cabeza rondaban nombres a lo grande (tan exóticos como Dobo, Tykoi, Asuiaia o Mardivistuk), donde entrar en contacto con la vanguardia postmoderna o la naturaleza virgen.

Sin embargo, con la boca pequeña, preguntaba si nuestros pasitos minúsculos nos llevarían muy lejos. 

Cuando llegó el día de partir, hicimos las maletas tomando todas las precauciones imaginables. En mi caso, ésto significaba llevarse desde un traje de neopreno de 10 mm y un pareo, hasta un casco integral y varios rollos de teflón. 4 maletas rollizas nos esperaban en el rellano. 

Subimos al coche, cruzamos la calle y entramos en el recinto del camping de la acera de enfrente, que se extendía sobre tres hectáreas. 

Eso es amor patrio.

viernes, 23 de abril de 2010

La esquela

En vida, siempre prefirió ser llamado escritor. Así figuraba en su cartilla profesional, en sus tarjetas y en el CNAE de imputación. Sus obras eran escuetas, sencillas y refinadas, pero cargadas de esa tensa emoción contenida que caracterizaba su estilo.


Con frases como “hasta su último suspiro, trató de complacer a todo el mundo” (dedicadas a aquel magnate filántropo, muerto en circunstancias comprometidas) o “la familia ruega un llanto a todos aquellos a los que hizo reír” (en honor al actor cómico recién traspasado) se ganó un respeto anónimo; como lo eran también sus obras.

Detestó siempre el intrusismo profesional representado en poetas y literatos, ansiosos de poner el último punto y a parte de su vida y obra.

Traspasó en calma, quizá en agradecimiento por los servicios prestados. Y, como a él no le hubiera gustado, no dejó esquela alguna preparada.

jueves, 22 de abril de 2010

El tóner magenta

Ella le pidió ayuda para cambiar el tóner. Él, displicente, le dijo que ése no era su trabajo. Su “¡Pues bueno!” sonó, intencionadamente, muy femenino. El masculló un rumor ininteligible, gutural y gravemente masculino.

En la redacción seguían sonando los teléfonos. Algún empleado seguía hablando de facturación, operadores y telecomunicaciones. Otros seguían quejándose del trabajo que les había tocado hacer. Varios seguían causando baja laboral. Unos pocos seguían frente al ordenador, escribiendo. La impresora también: seguía sin funcionar.

Ella, desganada, se levantó, caminó hacia el armario del material, abrió la portezuela, extrajo una caja azul y turquesa, tiró de la tira de cartón plastificado, abrió la caja, extrajo un envoltorio de plástico hinchado, arrancó el precinto, el plástico se deshinchó y extrajo el tóner. 

Cuando hubo cambiado el tóner, le lazó a él una mirada inquisitiva y desdeñosa.

Era el tóner magenta. Se deseaban.

(Aviso para navegantes: Vuelvo)

miércoles, 5 de diciembre de 2007

No estoy pa’nadie

No se lo digas a nadie, pero tengo 14 días de vacaciones en Navidad. Entre puentes, festivos y la amabilidad para con los jefes, he logrado cuadrar las dos últimas semanas del año. ¡Fantástico!

Sin embargo, ante la posibilidad de que corra la voz y el mundo se confabule para no dejarme pasar ni cuarenta y ocho horas de “paz y prosperidad”, he decidido:

1. Desconectar el teléfono móvil del trabajo durante 20 días.

2. Sólo encender el teléfono personal durante 3 minutos aleatorios, en días alternos.

3. Cortar los cables del timbre de casa.

4. No abrir ninguna carta.

5. Destornillar la tapa del router y esconderla en un hoyo del jardín.

6. Cavar un zulo entre las sábanas de la cama y esconderme allí un par de días.

7. Construir un muro aislante con los libros que quiero leer, los CD que voy a enchufarme y los DVD que me tragaré estos días.

8. A escondidas, robar WiFi del vecino para colgar sólo post que valgan la pena.

9. Estar sorda y ciega, a ratos, sobretodo si salgo a pasear por la calle.

10. Olvidarme de mis apellidos.

11. Dormir muchos días seguidos en la misma cama.

12. Sólo recordar mi nombre cuando me lo susurren al oído, lo pronuncien cariñosamente, o lo sienta de esa voz que siempre quiero escuchar.

13. Darme de baja del censo civil.

14. Publicar una esquela en un diario de tirada nacional (las flores que le enviaría a mi familia nos supondrían un gran ahorro en ornamentación floral)... Luego ya pondríamos una Fe de erratas.

15. Tomar un baño (aunque no sea politicomedioambientalmente correcto).

16. Ignorar la carretera, el número de autobús o el tren que conduce a Barcelona.

17. Ver cómo sopla el viento, mirar al cielo cuando se pone el sol y conducir durante horas hasta llegar a una playa donde se refleje la luna.

18. Como mínimo, comerme un helado con chocolate negro fundido por encima.

19. Durante unos días, suprimir los “conocidos” de mi me memoria y sólo guardarme los “amigos”.

20. Dedicarme a contemplar durante horas cómo le sale la barba al chico de los ojos bonitos.

21. Hacer acopio de queso, chocolate (bueno), fruta apetitosa y besos.

22. Ser quien soy muchas horas, más horas, todas las horas.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Artista

Para nada soy una artista y creo que, a estas alturas, no quiero serlo. Sin embargo, este extraño bagaje que me han dado unas extrañas circunstancias vitales hace que, si tú quieres ser un artista, yo te pueda explicar cómo aparentarlo.

Si quieres ser un artista, te debes levantar de la cama tres horas después de lo que deberías hacerlo. Abrir los ojos y desenfundarte ese pijama negro que deberás vestir, para envolverte en otras negras vestiduras.
Si quieres ser un artista, debes olvidar las palabras simples y, en lugar de “luz”, tendrás “iluminación”; cambiarás “el estilo” por unas “claras influencias”; te recrearás en el “-mente”, el “hiper-“, el “-ismo”, el “supra-“ o el “infra-“; y en lugar de “trabajo” tendrás “inspiración y musas nacidas de años de grandes esfuerzos intelectuales”.
Si quieres ser un artista, llega siempre tarde. Nunca cinco minutos, siempre unas dos horas, o más. Si pudiera ser un día entero más cinco minutos, sería lo ideal.
Si quieres ser un artista, no mires la realidad de frente, no vaya a ser que descubras algo auténticamente claro. Deja que tu mente nade siempre entre tinieblas y, por tanto, olvídate de buscar lo simple.
Si quieres ser un artista, rodéate de gente que crea que eres un artista. No vaya a ser que, un día, la señora de la limpieza te vea, te mire y, sin necesidad de escucharte, acabe diciendo “ah! pues yo pensaba que uted se dedicaba a la propaganda”.

jueves, 22 de noviembre de 2007

La lista

1/5,530 de año,

Unos 300 abrazos

66 días que la máquina de hacer rosas no para,

Una decena de calçots

Varios miles de besos

(aunque algunos no lo crean) muchas palabras

1584 horas de besos, caricias…

Algunos gramos de quesito (camembert, semi de oveja, parmesano, mahon, tete de moine, roquefort, gorgonzola…)

Otras tantas caricias

95040 minutos

Cuatro platos de gulas

Más de 250 sms

Algo más de un centenar de llamadas, casi dos.

Algunas botellas de vino, unas cuantas cervezas, varios gintónics y unos pocos mohitos

Varios rissottos memorables

Unos miles de meses de desnivel

Tres o cuatro o cinco o seis manipulaciones fotográficas

Un centenar de fotos

Dos paparazzis

Un par de Montalts

Cientos de kilómetros (aunque no sé cuantificarlos)

Algunso quilos de setas

Varias decenas de bromas

7 pistas de un juego

Una película de terror (para mi), un thriller de abogados, otro de mafias, una plícula de periodistas, varios dramas, pocas comedias (desde la butaca del cine y en el sofà)

Un “todo el fin de semana durmiendo en el sofà… despiértate que tenemos que hacer cosas”

Medio quilo de panellets

5702400 segundos

Algunas costillas, muchas cosquillas

120 e-mails

… dos mesos!! Gràcies!! Així passin els anys